jueves, 31 de enero de 2008

Ley 1 de NeoMorfi

Uno recapacita de lo que escribió en un email en el exacto momento en el que presiona el boton Enviar y es demasiado tarde para corregir.

viernes, 11 de enero de 2008

Año nuevo

Azul, verde y amarillo rasgan la noche. Para donde vea hay gente contenta, hasta eufórica diría yo. Solo estar rodeado de gente hace que mi autodiagnosticada genofobia me incomode, pero hay algo más.
Me siento como el gris en la escala cromática. Como Ambrose Bierce en una celebración religiosa. De alguna forma, no siento nada más que tedio.
Me jode el ruido. Me jode la gente. Me jode las quemaduras que esta infernal estrella nuestra me dejó en los brazos. Me joden los trayectos ineficientes que mi familia, en su santa inocencia, elige para cruzar la calle.
SI voy sonriendo me preguntarán el porque de mi mueca, así que voy serio. Si hablo brotará cinismo de mis labios por lo que caminaré en silencio.
Me detengo a ver un trencito humano entrar a un restaurante, dar 2 vueltas y salir bajo la atónita mirada del dueño y entre las risas de los clientes.
Creo que garabateé una sonrisa, pero se fue a los pocos segundos al notar de nuevo la diferencia entre mi estado y el del resto.
Ya en el depto, práctico como siempre, me pongo a analizar esa negrura mía. A pensar teorías, descartar algunas, anotar otras. Después de intentar develar la causa de esta maldición, me adormecido cerebro, en un último esfuerzo para contentarme y que lo deje descansar sugiere:
"Andá a ponerla y listo".