viernes, 30 de noviembre de 2007

Murphy y los supermercados

Siempre que mi cerebro queda ocioso analizo el entorno buscando irregularidades, gnomos o patrones.
Hoy, como tantos otros días, tuve que hacer cola en la caja del supermercado. Retomando información recopilada en los últimos tres años de hacer cola en ese mismo lugar llegué a una conclusión.
Por más que analice antes de elegir la caja que me conviene, en cuanto me paro detrás de la última persona de la cola, se pueden ver evidentes signos que el lugar tiene preparado un equipo entrenado específicamente para un propósito.
Por más que elija la caja con menor puntuación, siendo calificadas las personas según sus características y acciones (anciana 10pts, oficinista malhumorado 8pts, barbie 5pts, etc.) nunca escapo al que antes denominaba factor suerte.
Como la probabilidad mis estudios se vuelven más precisos cuando más tiempo paso analizando muestras, y me es claro ahora que esos pequeños hechos como el rechazo de una tarjeta, problemas con la caja, la fractura del brazo de la cajera al intentar abrir los paquetitos de monedas son y siempre han sido eventos diseñados para hacerme perder el tiempo.
Ya saben porque no llevo monedas al supermercado.

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